La «nueva masculinidad»

He escrito sobre muchos temas, pero hasta ahora me había negado a abordar la discusión sobre nuevas masculinidades. Hoy, sin embargo, un par de eventos me han obligado a prestarle atención a este tema. Sé que solo soy una voz, pero tengo que decirlo y esperar a que esa voz les haga sentido, aunque sea a un solo hombre más y entonces seremos dos.

En una mañana típica levanto a mi niño y lo preparo para la escuela, tomamos el autobús en un viaje generalmente complicado dado que hay mucha gente, todos con prisa y estrés, por lo que me veo en la necesidad de cargarlo para protegerlo del caos, las ciudades no están pensadas para los niños (pero ese es otro tema), el viaje es cansado.

Al regresar de dejar a mi hijo, un muchacho venía en la misma situación que yo, un bebé de dos años, dos mochilas y complicándose entre empujones. Me parecía que necesitaba ayuda, le pregunté si lo podía ayudar mientras le conseguía un asiento entre los enajenados pasajeros y le ofrecí ayudarlo con sus cosas para que ocupara ese asiento. El joven notablemente se avergonzó, me dijo que no necesitaba ayuda mientras nos tambaleábamos en el autobús. Visiblemente la requería, pero entiendo que sentía incómodo con mi demostración de solidaridad.

Ya en mi ruta, un grupo de hombres adolescentes, visiblemente amigos, se golpeaban con un balón y se llamaban estúpidos, los más fuertes incluso traspasaban la fortaleza de sus compañeros en un ejercicio de “humillación simpática». Me pregunté el por qué toda esa animosidad violenta y descubrí frente a ellos estaba un grupo de chicas que los miraban tímidamente e intercambiaban sonrisas. De tanto en tanto un balonazo o un empujón les recordaba regresar a su sesión de lucha greco-romana. El cortejo muy de tipo animal consistía en azotar a su compañero y reclamar la sonrisa de la dama para, una vez embriagado del éxito, azotarlo más duro.

Muchos dirían que es un tema de adolescentes o jóvenes, pero es preocupante ver a nuestras nuevas generaciones repitiendo el patrón tóxico. Todo lo que planteamos como nueva masculinidad no parece estar transformando a las nuevas generaciones, parece que el problema es que hicimos cambios respecto a la masculinidad de forma y no de fondo.

¿Qué fue de esa nueva masculinidad entonces? Hay una respuesta bien completa en el primer capítulo de “Masculinidad Tóxica” de Sergio Sinay, en efecto en los 60’s hubo un movimiento de nueva masculinidad llamado Men’s Liberation, los 90’s nos dieron al famoso metrosexual, al hombre que se involucraba en las tareas domésticas, al Men’s New Age sensible, ¿Dónde están? Todo parece indicar que fue solo una moda, por eso creo que hablar de una nueva masculinidad en la actualidad podría terminar en los mismos resultados, otra moda.

Precisamente mis amigos de generación toman la escoba y sueltan la lágrima como símbolo de la nueva masculinidad, están admirablemente comprometidos con las labores domésticas (ósea son limpios pues) y lloran chido cuando lo deben hacer. Yo mismo enarbolé mi compromiso doméstico en una especie de discurso: “Soy un nuevo tipo de hombre”; sin entender nada de privilegios, entre otras cosas.

Recuerdo aquel compañero, hoy líder espiritual de alguna rama religiosa, él es un admirable hombre limpio y ordenado, es un hombre culto y sensible, pero su religión es una de las más machistas que haya visto en mi vida, su esposa está atrapada entre el culto y su rol como sirviente del líder. Y mi colega no lo ve porque todo parece estar bien, no ve el machismo en su religión.

Algo que me gusta del feminismo es que este movimiento se ha dado a la tarea de estudiar los comportamientos, de diseccionar de la cultura toda muestra del heteropatriarcado, de escuchar voces, de retar muchos preconceptos y de proponer acciones de cambio y de resistencia. Los hombres no hemos hecho eso, esa tarea está pendiente y es indispensable llevarla a cabo antes de hablar de una posible “nueva masculinidad”. Incluso ¿Por qué hablar de masculinidad?, ¿Por qué caer en la dicotomía masculino-femenino?

Yo no me pondría a definir la masculinidad sin entrar primero a la discusión de las razones de comportarnos como supuestamente lo hacen los “hombres”, la razón por la que  tenemos una pobre educación emocional, un ego tan frágil mientras estamos haciendo tanto daño a la comunidad que pertenecemos. Reflexionemos sobre qué estamos haciendo mal y date la oportunidad de leer Masculinidad Tóxica para que te des una idea de todos los daños que hacemos por ser “hombres”.

@isaidva

Cautivadora foto de @Cherie _8a instagram

Autor: isaidv

Reflexiono y escribo, algunas veces sin sentido y en otras sin rumbo.

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